lunes, 31 de enero de 2011

JESUS ANGEL SULBARAN PAREDES

JESUS ANGEL SULBARAN PAREDES UN SACERDOTE DE ARMAS TOMAR

Rigoberto Márquez Dávila.

Sería a finales de año 1956, cuando se suicidó Don Cristóbal Rivas y el padre Sulbarán que estaba recién ordenado le hizo los funerales, posiblemente contraviniendo un precepto del Código del Derecho Canónico, donde establece que aquel cristiano que se suicidaba no le hacían exequias eclesiásticas católicas, no sé si es que posiblemente ya algún papa había eliminado lo estipulado, lo cierto fue que el padre se presentó a la casa de donde lo velaban, lo llevo a la iglesia acompañado de la multitud de gente, revestido con su capa negra adornada con símbolos dorados; al sacerdote después que pasó el entierro algunos le preguntaba que por qué había oficiado el funeral cuando Cristóbal se había suicidado, éste se limito a responder secamente: “Lo hice porque era mi padrino”. A poco tiempo, Monseñor Acacio Chacón lo nombró párroco de la Iglesia Santa Rosa de Lima de Calderas, una tarde fuimos a encontrar al nuevo sacerdote algunos caldereños a La Arandia, allá nos encontramos con aquel hombre fornido, lleno de vida, con unos lentes redondos que le arropaban la cara. De inmediato comenzó sus oficios religiosos aquel padre muy amigo de organizar fiestas: como el baile de cintas, paraduras de niño, etc. Un día de 1957, ya en los últimos días del gobierno de Pérez Jiménez llegaron a Calderas seis Guardias Nacionales acompañado también de un señor que había sido policía de Vergara, ellos llegaron con la finalidad de buscar los “alambiques (fábrica de aguardientes clandestinos)”, pero la poca inteligencia de las autoridades les dio por irse a los campos y a los campesinos que se encontraban por los caminos lo azotaban con espadas para que ellos dijeran dónde estaban las fábricas de aguardientes, entre ellos recuerdo que le cayeron a espada a Crescencio Cadenas, Américo Briceño y a Rafael Morón; los Guardias Nacionales aterrorizaron al pueblo con aquella actitud tenebrosa, los campesinos afectados se fueron donde el sacerdote y éste los esperó en la esquina de la casa parroquial, discutió con ellos, los despachó del pueblo y durante el momento que hablaba con los guardias no se saco la mano del bolsillo de la sotana, porque allí cargaba un arma de fuego, los guardias obedecieron al padre y salieron rumbo a Barinas, el padre “de guáramo” al ver salir a las autoridades mandó a los acólitos a que tiraran cohetes, aquella situación no se presentó más nunca. Muy pronto cae el gobierno de Marcos Pérez Jiménez, se inicia la campaña electoral y el padre Sulbarán tomó partido en la políticas ayudando a organizar los comités del partido COPEI y se inició una guerrita entre los adecos con el padre porque los combatía en el púlpito, la batalla se inicia entonces, viajaban los adecos a Mérida a denunciar el padre que se estaba metiendo en política, más adelante llegaban los copeyanos a donde Monseñor Chacón defendiendo al padre: “El padre es progresista, hace cayapas para arreglar caminos, construye capillas, convirtió la casa parroquial en hospedaje para niños del campo, puso un cine parroquial, el padre es bueno” le decían los copeyanos al Monseñor Chacón, y los adecos en sus viajes a Mérida le decían al Monseñor: “ese padre no lo aguantamos, nos insulta y es muy bravo”, por cierto que el difunto Pedro Briceño vociferaba a gritos por las calles: “después dicen que el padre es bravo”; la lucha la ganan los adecos cuando se llevan a Gabriel Gómez Araujo y Don Gabriel quienes exponen primero las cosas buenas del sacerdote y después pasa a decirle lo que los adecos sentían por él, ahí es cuando Monseñor Chacón dice: “ahora si les voy a cambiar el padre porque han traído este señor que no sólo dice las cosas malas sino las cosas buenas también”, y se fue el padre de Calderas, lo mandaron como vicario en Barinas a poco tiempo dejó de ejercer el ministerio para casarse y formar un hogar, se fué para Barcelona a trabajar en el Ministerio de Obras Públicas y me dijo Monseñor Elíminas Rojo Paredes “que él nunca se apartó de la iglesia católica, que era muy colaborador “.

Después de 30 años de casado, hacen unos 8 años se le murió la esposa, entonces él decidió volver a ejercer el ministerio sacerdotal. En este caso tuvo la intervención del Vaticano por Monseñor Elímina Rojo Paredes, entonces el clero venezolano lo mandó como sacerdote para las Mercedes Del Llano en el Estado Guárico, hasta hacen pocos días que nos llegó la noticia: “FALLECIÓ EL PADRE SULBARAN”.